El Abrazo de un Padre (puede ser leído en Hive)
Ciertamente la cultura mexicana es una cultura que no se cohíbe al momento de dar muestras de afecto físico. Aunque esto es generalmente cierto, lamentablemente yo no crecí en una de esas familias en donde abundan los abrazos, besos y caricias. La manera en la que mi padre me mostraba cariño era jugando a las luchitas conmigo de vez en cuando o estirándome los pies por las mañanas para levantarme para ir a la escuela, por ejemplo. Con el paso del tiempo, durante nuestra adolescencia, mi familia desarrolló paulatinamente otras muestras de cariño e intentamos recuperar todo el tiempo perdido. Desde que yo mismo soy padre, aunque en teoría lo sabía, me doy cuenta de la importancia que tiene el abrazo de un padre.
Cuando hablo del abrazo de un padre, me refiero obviamente al de una madre también. Durante este invierno, temporada fría, húmeda y oscura del año aquí en Alemania, me he percatado de una forma más consciente de como nuestros hijos buscan nuestra cercanía y el contacto. Sin importar donde nos encontremos o lo que estemos haciendo, nuestros hijos necesitan sentir y experimentar que estamos cerca de ellos. Ya sea que estemos en la sala, en la cocina, el comedor o en la recamara, seguramente encontrarán a uno o dos de nuestros hijos cerca de nosotros.
Confieso que en algunas ocasiones fastidia – un sentimiento con el que muchos padres se relacionan, ¿cierto? -, ya que hay momentos en los que todo padre o madre necesita algo de soledad, quietud y silencio para pensar, meditar y/o simplemente no hacer nada. Pero los niños quieren jugar, preguntar o simplemente estar ahí.
Hace un par de días Lemuel – el menor de mi rebaño – sintió la necesidad de darme un abrazo. Lo divisé desde el otro lado de la sala. Se me vino encima, pero en su intento de abrazarme tumbó un vaso con jugo que yo tenía cerca de mi. No fue su culpa. Simplemente fue invadido por el gozo de verme y en su ímpetu de abrazarme extendió sus brazos y splash. El jugo se desparramo por todos lados. Aunque el accidente fue molesto, le dí su abrazo – después de limpiar el piso – y después me puse a pensar al respecto. Me pregunté por qué necesita un niño el abrazo de un padre. Llegué a una conclusión muy simple.
El abrazo de un padre es importante para nuestros hijos porque les da seguridad, se sienten aceptados, amados y experimentan que son parte de la familia. El abrazo les ayuda en su desarrollo emocional y cognitivo. El abrazo de un padre fomenta el sistema inmune y la salud en muchas maneras. Con el abrazo de un padre se sienten libres de ser ellos mismos, sienten descanso, calor humano y simplemente es bonito. Por estos motivos y muchos más el abrazo de un padre es importante. ¡Vayan y abracen a sus hijos! ¡Ahora!
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